La polémica la desató el jefe de animación del clásico de Disney para las navidades del 2013, «Frozen. El reino de hielo». Las dos «princesas Disney» que protagonizan la película, las hermanas Anna y Elsa, se parecen tanto físicamente que los dibujantes sudaron para conseguir que se vieran diferentes. Un problema de identidad no solo de ellas dos: todas las heroínas de la compañía tiene ojos exageradamente grandes, una edad similar, rasgos faciales infantiles y, sobre todo, son siempre bellas y con ademanes deliciosos.
La personalidad de los personajes femeninos de la factoría de Mickey Mouse ha ido con los años haciéndose más fuerte, valiente, aventurera y arriesgada; sin embargo, su aspecto nunca ha dejado de ser el de damiselas: bonitas, alegres y presumidas. La codirectora de «Brave», Brenda Chapman, montó en cólera cuando su protagonista, la valiente Merida, sufrió un proceso de acercamiento a la edad adulta (una cintura más fina, o el pecho más grande...) para terminar convertida en una linda mocita y poder formar así parte de la colección de princesas Disney.
Las heroínas de Disney no siempre fueron jovencísimas y guapas. En los años 20, la estrella era Alice, una niña pequeña valerosa e irreverente. Sin embargo, según recuerda «The Atlantic», Walt Disney aprovechó el código de producción de películas de los años 30 para encontrar un nicho del que jamás se volvió a separar: entretenimiento para toda la familia más puro que ninguna otra película de Hollywood. Así, incorporó valores tradicionales en sus personajes y dejó de lado las caricaturas por diseños más realistas. Ahora hay heroínas al margen del cliché (como Lilo o la princesa Fiona de Shrek), pero son excepción.
El estudio «¿Los personajes de Disney retratan y promocionan el estereotipo de belleza es igual bondad?», publicado en «Journal of Applied Social Psychology», a partir de un análisis de una veintena de películas, concluyó que la «factoría de sueños» establece un paralelismo entre belleza y heroicidad: «Sus personajes femeninos físicamente atractivos muestran más inteligencia, menos agresividad y más virtudes morales. Además, tienen mayores probabilidades de lograr sus positivos fines al final de la película».
El caricaturista británico David Tumble realizó recientemente una ilustración satírica sobre las grandes mujeres de la vida real dibujadas al estilo de princesas Disney para ridiculizar su patrón de que la heroicidad y el atractivo femenino son un conjunto. La intención era subrayar el reduccionismo que supone un único modelo de belleza exterior; sin embargo, según explicó el autor, consiguió además un efecto inesperado: las niñas comenzaron a interesarse por ellas después de su edulcoración.
La investigación «¿Por qué las apariencias importan?», del instituto nacional de Salud de EE.UU., demuestra que los rasgos faciales infantiles son percibidos como cálidos y honestos, aunque físicamente e intelectualmente más vulnerables; y forman parte del estereotipo de feminidad. Su descripción de rasgos infantiles podría servir como retrato de cualquier princesa Disney: «Ojos grandes, cejas altas, alas de la nariz pequeñas, rasgos redondeados nada angulares, labios gruesos, frente ancha y barbilla estrecha».
El cliché, sin embargo, no es original de Disney, sino que es heredero de la tradición europea de los cuentos de hadas. El ensayo «La persistencia del ideal de la belleza femenina en los cuentos de hadas infantiles», de la «Gender and Society» de EE.UU., concluye que los cuentos que promocionan la belleza femenina son los que se han reproducido con más frecuencia y los que más han sobrevivido hasta la actualidad.
Y Disney tampoco es el único. Los dibujos del cómic Manga moderno también son conocidos por el enorme diámetro de sus ojos. Pero la razón está en que el creador del estilo, Osamu Tezuka, era un enamorado de la estética de Disney, y solo quiso imitar un modelo que se ha perpetuado en Japón.
Via:www.abc.es"
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